Las manos (otra formidable recomendación del dr. Zaïus)

   Esta vez, habiéndoles sido comentadas al dr. Zaïus ciertas necesidades de índole filosófica que era necesario satisfacer, el susodicho se ha lucido recomendando a la autora de esta entrada este maravilloso film. Se trata de una película argentina, dirigida por Alejandro Doria, basada en la historia real (y dicho con admiración y respeto, esta vez) del padre Mario Pantaleo, un cura sanador nacido en Italia, que vivió en Argentina toda su vida. Curaba por la imposición de las manos y fue combatido con toda la saña que se le tributa a toda persona que hace algo útil desinteresadamente, y que no es posible imitar, comprar o tergiversar, o hundir a favor de alguna práctica chantuna que se cobre a precio de oro. Fue combatido por la ciencia oficial que lo acusaba de ejercicio ilegal de la medicina, y fue combatido por la iglesia católica por ejercer activamente la fe y el amor por el prójimo, y compartir con los pobres lo que tenía, y de ser otras las épocas lo hubieran crucificado sin ningún género de dudas, pero es que en esa época por aquí la gente era más discreta (más o menos desde 1958 en adelante; la iglesia la fundó en 1972).

   La película es sencilla y maravillosa, justo como el tema. Sin exageraciones, con un mínimo de música incidental, con un aspecto de estar «de entrecasa» que me encanta (no necesito estar deslumbrada todo el tiempo cuando veo una película, pero necesito estar emocionada). Investigué la historia del padre Mario, y si se tomaron alguna licencia dramática no sé cuál pueda ser. Es cierto que maldita la falta que le hace a la historia. Prácticamente se cuenta sola; tiene todo para hacerlo, y los hechos son tan increíbles como los milagros en los tiempos modernos, ¿qué podés inventar?

   Mirá lo buena que encontré esta película, que es argentina y la vi igual. Normalmente, no veo cine argentino porque lo encuentro muy político y ese tipo de temas no me interesa. Otra película argentina que me fascinó, y que no tiene que ver con ningún «milagro» sino simplemente con otro de estos personajes heroicos, que lucha con amor, es Casas de fuego, dirigida por Juan Bautista Stagnaro. Una maravilla; si todavía no lo hiciste, te intimo a que la veas ya mismo. Es sobre la lucha de Mazza por erradicar el mal de Chagas, en el medio de los campos, entre gente desvalida y pobre. Memorable.

   A propósito, yo creo que los milagros los ve la gente que sigue sin querer creer, en lo que tiene delante de los ojos, en lo que es evidente, solamente porque se sale del verso que le contaron. Gente que no reconoce el poder de las manos, que vemos todos los días y que nos pasa desapercibido. Es verdad que no hay tantos milagros como la gente sostiene.

   Pero ojo; hay que saber reconocer la explicación cuando la hay. Tampoco hay tantos manosantas.