De los quarks y el zapallo brasilero

   A punto de ir hacia el planetario para tu clase semanal de misterios del universo, podrías pasar por el Super, a fin de prolongar tu permanencia sobre el planeta cuyos misterios están próximos a ocuparte. Con este fin, vas para la calle pensando en el tema prometido la clase anterior. Tales son los quarks, aparentemente los elementos constitutivos de la materia a escala subatómica.

   Frente a la caja de la sopa en la góndola de la verdulería, pensás en las generalidades del tema. Según tu escaso conocimiento, las partículas del átomo están a su vez constituidas por estas cositas que no se sabe muy bién qué son, o sea los quarks, y para describir las cuales se necesitarían tantas palabras, que los científicos las nombran con colores, sabores y a veces direcciones; up, down, charme, strong, bottom.. green, blue. Revolviendo las verduras para sopa con la cuchara, pensás en esos momentos iniciales del universo, cuando dos más dos podía ser cuatro, o veinte, o nada. Todo estaba tan caliente que la energía podía ralentizarse hasta convertirse en partículas, y después aceleraba otra vez y se convertía en energía de vuelta, y así otra vez. Como la sopa, ¿viste? Nada más que ahora, como pasaron unos miles de millones de años, el repollo sigue siendo repollo y la espinaca espinaca, aunque la sopa sí quede green, blue, yellow y esas cosas. Y se necesita un poco menos de calor; a lo mejor es eso.

   Cada partícula, como el protón o el neutrón, está formada por diferentes combinaciones de quarks, los cuales nadie ha podido ver hasta ahora. Los quarks no se pueden separar. O sea, por muchos experimentos que hayamos hecho, nosotros no pudimos, aunque para cada experimento, el CERN gastó la misma energía que usa todo París un día entero. Sin embargo, son otra de esas cosas que nadie necesita demostrar, como si el descubrimiento fuera una cuestión de tiempo porque todo se ve en los efectos. Es igual que cuando la vieja al lado tuyo te dice que no compres esa cebolla porque está pasada. Vos sabés de antemano que, si bien no has comprobado el estado vital de la cebolla, de emplearla en la sopa te va a quedar con gusto a podrido. Una cosa así. Las viejas saben de cebollas; no necesitan que venga ningún bioquímico a mirar.

   A diferencia de las viejas, que son una cosa oscura y frecuentemente de tamaño descomunal, los quarks posiblemente sean el elemento más pequeño y discreto de la materia. Ahí empiezan los despelotes. Algunos dicen que habría algo más pequeño, que se podría llamar cuerdas. Ahí sí, nadie, NADIE sabe lo que son las cuerdas. Hay una teoría con cinco versiones diferentes. Los físicos se agarran de los pelos todos los días unos con otros por esta causa. Para que te des una idea (me parece que es así, pero puedo no estar recordando bien, porque es todo tan loco…) si un átomo tuviera el tamaño del sistema solar, una cuerda tendría el tamaño de UN ÁRBOL. ¿Entendés?

   Con el ánimo ausente, en la cola frente a la balanza de la verdulería, pensás que no es el primer despelote que se arma en la ciencia a propósito de la gravedad. Porque sí, una de las razones de que queden tantas cosas sin explicar en la receta de sopa del universo, es que nadie sabe cómo meter la gravedad. La gravedad es el grano en el culo de la Física. Hagan lo que hagan, la gravedad queda siempre afuera de todas las teorías. Por eso tanta cuerda. En eso los físicos y las viejas son exactamente iguales: no saben qué hacer con el peso. Pueden explicar el efecto que produce, pero comentar de dónde sale…

   A diferencia de Gonzalo. Enarbola en una mano un hermoso y perfecto zapallo brasilero y, como Dios, a pedido del caballero que te precede en la cola, lo parte al medio de un cuchillazo, magníficamente, y mete una mitad dentro de una bolsa. Le hace un nudito a la bolsa y, de un solo manotazo, le pega el cartelito con el precio. El peso de las cosas no es ningún problema para Gonzalo. Deslumbrada, le das en silencio la bolsa de verdura para sopa y después, sin una palabra, metés la otra mitad del zapallo en una de tus bolsas recicladas. ES LA SINCRONICIDAD QUE LE DICEN. Habías buscado zapallo brasilero, pero no había ninguno cortado. Y en la emoción del momento, le preguntás a Gonzalo si su nombre es verdaderamente Gonzalo, o es Gastón. Ya basta de andar bautizando a la gente a mansalva, como un físico cualquiera.

   Estás frente a la caja, con la mente más ausente que nunca, y acariciás con un dedo el acero inoxidable bajo tu bolsa de la compra. Se sabe exactamente (se ha calculado) cuántos átomos hay en todo el universo, cuerdas o no cuerdas. Es un uno seguido de SETENTA CEROS. Los átomos se van reciclando. Estás formado de átomos de materia que existió antes que vos. Árboles, personas. No guardarás ningún recuerdo del día de hoy, pero vas a existir para siempre. Un día, vas a devolver todos tus átomos. Vas a ser uno con tu tataranieto y con su peor enemigo. ¿Entendés? Y vas a andar por ahí caminando, como si tal cosa. Cuerdas, o no cuerdas. Ésa no es la cuestión.

   Con este razonamiento en mente, ya en casa, tomás la bolsa de pan integral que no recordás haber recogido, y le ponés en medio un par de tiritas de jamón y queso, que tampoco recordás haber recogido. Ponés el conjunto, unánimemente designado como sandwich, sobre la plancha de hacer los bifes, y depositás encima la tapa de la olla verde. Sí, encendés la hornalla, claro. ¿Mayonesa? Claro que no. Aprendé de los físicos.

   Hay que hacer algo con el peso. ¿Entendiste?

2 comentarios en “De los quarks y el zapallo brasilero

  1. Dr. Zaius

    «Se sabe exactamente (se ha calculado) cuántos átomos hay en todo el universo.» ¡Déjense de macanear!
    «Los átomos se van reciclando. Estás formado de átomos de materia que existió antes que vos.» Ya lo dijo Charlie Sagan: «Somos polvo de estrellas». En criollo: «De un polvo venimos y al polvo vamos».
    ¡Ah! Y está demostrado que no sólo la velocidad tiene un efecto relativista sobre la masa, sino también la mayonesa.

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